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Nikopol, la «ciudad de la victoria» mártir

En la región ucraniana de Dnipro, hay miles de casas, tiendas, oficinas, escuelas, hospitales y guarderías destruidos y dañados. La mayoría están en Nikopol y sus alrededores. Todos los días y todas las noches, las sirenas suenan durante horas. Los habitantes de Nikopol viven en peligro constante, y una noche tranquila es una rareza. Pero los bombardeos no son el único peligro.

Al otro lado del pantano seco de Kajovka está la central nuclear de Zaporizhzhia, la mayor de Europa, y minada por los ocupantes. Esta es la realidad en la que vive Nikopol desde hace más de un año y medio: bajo el fuego enemigo, sin agua y bajo la amenaza inminente de una catástrofe nuclear.

La central nuclear de Zaporizhzhia es la mayor de Europa y está minada por los ocupantes.

Vivir a la sombra del enemigo

Desde hace más de un año, Nikopol está en todas las noticias de Ucrania. Incluso cuando los mapas antiaéreos de Telegram están despejados durante un tiempo, Nikopol permanece marcada en rojo. El ejército ruso bombardea la ciudad constantemente, día y noche. Los historiadores dicen que la ciudad fue construida como fortaleza en tiempos de los cosacos. En el siglo XXI, Nikopol, con un cosaco en su escudo de armas, vuelve a mirar a un enemigo a los ojos.

En marzo de 2022, las tropas rusas ocuparon Enerhodar, en la vecina región de Zaporizhzhia, con su central nuclear. El enemigo desplegó un gran número de soldados y equipos en la planta y en los pueblos de los alrededores. Luego, escondidos tras el emplazamiento nuclear, los terroristas [las tropas rusas] comenzaron a bombardear cínica y despiadadamente Nikopol, al otro lado del embalse de Kajovka.

La distancia entre Nikopol y las posiciones enemigas era de sólo 8 kilómetros por agua. Después de eso, los ocupantes comenzaron a aterrorizar a los civiles con constantes ataques de lanzacohetes múltiples Grad y artillería de cañón. Más tarde, comenzaron los ataques regulares con drones. Desde julio de 2022, la población de Nikopol no ha tenido paz alguna.

Es imposible vivir bajo un bombardeo tan sostenido. Los residentes de Nikopol comenzaron a abandonar sus hogares.

Yevgeniy Yevtushenko, jefe de la administración militar del distrito de Nikopol, describe la situación: «Según el Ministerio de Hacienda, el 1 de enero de 2022 vivían en Nikopol 105.160 personas. En la actualidad [septiembre de 2023], aproximadamente el 40% de los residentes permanecen en la ciudad. La mayoría de las personas se están trasladando al interior del distrito, es decir, a lugares que no se encuentran en la línea de fuego directa. Entre ellos se encuentran Tomakivska, Pershotravnevska, Pokrovska y los pueblos más remotos de Myrivska. También están viajando al oeste de Ucrania y al extranjero»

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Olena, residente en Nikopol, recuerda cómo empezó todo: «Aunque ha pasado más de un año, recuerdo el primer bombardeo. La sirena no nos daba tiempo a salir porque un proyectil tardaba sólo unos segundos en llegar desde Enerhodar. Al principio, nos escondimos en el pasillo. Cubrí a los niños con una manta para evitar que se hicieran daño con la metralla. Mentalmente, era casi insoportable. Todos vivíamos a la expectativa de los ataques. Y cada vez venían con más frecuencia.»

Cuando hacía calor, ella y su familia iban a aldeas remotas a pasar la noche, durmiendo en una tienda o en el coche. Olena cuenta que cerca de Nikopol empezaron a crecer ciudades enteras de tiendas de campaña. Allí se alojaba gente como ella: los que no podían o no querían mudarse de su ciudad natal.

«Nos levantábamos sobre las 5 de la mañana, volvíamos a Nikopol, nos duchábamos, desayunábamos y nos íbamos a trabajar», cuenta Olena. «Esto duró hasta los primeros fríos. Entonces se hizo físicamente imposible vivir en una tienda o en un coche, así que me trasladé con mi familia al pueblo de mi madre. Está lejos de Nikopol, a unos 40 kilómetros. Ahora es nuestro hogar. Mi marido y yo vamos a trabajar desde allí todos los días. Y los niños están con su abuela, sanos y salvos»

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La vida cotidiana en el punto de mira del enemigo

Otra cosa que atemorizaba a la gente era el hecho de que un atentado podía producirse en cualquier momento del día. Cada día los terroristas siguen desfigurando Nikopol, antaño un hermoso lugar. Hay cientos de casas dañadas, tejados agujereados, ventanas y muros destrozados. El enemigo ha destruido con su artillería guarderías y escuelas, tiendas, coches, edificios agrícolas, fábricas y oficinas. Y sigue haciéndolo.

Los vecinos dicen que ya no hay barrio que no esté dañado. A pesar de ello, la ciudad intenta vivir como antes de la guerra. Las farmacias, las tiendas y los mercados están abiertos. El transporte público funciona, e incluso se puede ir al centro de la ciudad a tomar un café.

Tetyana Sidenko – Vesti Prydniprovia (Dnipro)

Traducido por Harry Bowden

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